El olor de la sal.
Jacqueline Sellan Bodin
"Estaban
sentados en círculo y sus siluetas eran tan borrosas porque estaban envueltas
en humo de inciensos y de hierbas quemadas.
Y, cuando
levantaron la cara para verme, tenían la boca roja y algo, parecido a la
sangre, les chorreaba por el mentón.
Una de las
figuras se puso de pie de un salto y me señaló con un dedo que parecía una
garra, y gritó unas palabras que el viento se llevó en otra dirección pero que
sonaban a maldición.
Eché a correr
ladera abajo hacia la caleta, y logré ver, en un reojo, como alzaban el vuelo,
transformados en buitres o algo parecido.
Yo corrí sin
mirar atrás, con el grito atorado en el pecho, y cuando llegué abajo y miré
hacia lo alto, ya no había nada, sólo el cielo nubado y el viento, el viento
que, por suerte, se llevó la maldición hacia los cerros lejanos."
(fragmento del capítulo 5)
La historia transcurre en Chiloé a inicios del siglo 20, durante la plaga de roedores, las migraciones hacia el sur, el florecimiento maderero y la poderosa presencia del mito que se mezcla a la realidad sin límites precisos.
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