La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.

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viernes, 3 de enero de 2025

 




La cuscuta. 

(novela)

Jacqueline Sellan Bodin    



 

"Pedro Adán sintió la tibieza de un aliento contra sus tobillos. La perra lo olfateaba dubitativamente y con desconfianza. El color parduzco de su lomo se confundía con el color del suelo reseco y sus ojos brillaban con la inocencia que tienen los ojos de ciertos animales. Y, a pesar de que al nacer había él cortado con sus propios dientes (según rezaría la leyenda) el azul cordón umbilical – el cordón de los afectos – logró llegar a conmover alguna parte oculta donde aún conservaba la nostalgia de las carencias.

Con un ligero bufido agradeció la perra la tosca caricia que le hizo con la palma acostumbrada sólo a tirar pedruscos y arrancar matojos. Y aunque ni siquiera se le ocurrió ponerle nombre ella lo siguió dócilmente ante su muda invitación.

Sin embargo, la perra había tenido un nombre."

(fragmento del capítulo 4)


Los perros y los niños se entienden siempre muy fácilmente. En esta novela, apocalíptica y de grandes desastres, el amor de un perro es un rasgo nos humaniza, nos devuelve los lazos del afecto. Nos recuerda los cordones umbilicales cortados, a veces demasiado pronto, o brutalmente. En esta novela encontrarás, mezclados a horror, la brutalidad de la ley de la selva contrastada con el amor genuino, la barbarie con los resabios de sentimientos civilizados, la desesperación con la esperanza. 

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