En el jardín botánico
Avellanos con sus flores de filigrana. Una luma de
frutos blancos. El chilco con la cabellera morada remojando en la corriente. Un
martín- pescador se hunde en el agua como una pedrada y vuelve a salir como una
flecha.
El paisaje es de esmalte verde y azul. Algunas
pinceladas de rojo o de aromas dulces.
Al pie de los troncos serenos, un amasijo informe de
botellas vacías y vasos plásticos rotos.
Un grupo de abejas parlanchinas liba las últimas gotas
púrpura y luego, dando tumbos, equivocan el camino a casa.
Terminan durmiendo la borrachera sobre la seda blanca
de la azalea.
(De "Pequeñas voces olvidadas")
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