La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.

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miércoles, 9 de octubre de 2024

MARTITA


(NOVELA)

I.A.

Fue antes, mucho antes, cuando aún no estaba el muñeco apoyado en la baranda mirando con sus nostálgicos ojos azules, con los colores de la cara diluidos por la intemperie y vestido con su uniforme que alguna invisible mano se ocupa de renovar y mantener en buen estado, lavado y planchado después de las tormentas de verano, lavado y planchado cada día en el tiempo de lluvias que parece ser todo el tiempo en este sur inhóspito y bipolar.

Durante el día, el agua lo empapa y gotea por su rostro como un llanto que nada estanca. Cada madrugada, esas manos misteriosas le quitan la ropa mojada, le ponen un uniforme seco, recién planchado, y lo vuelven a dejar acodado al balcón, bajo la lluvia.

Me oprime el corazón ver ese muñeco, casi un niño, condenado al frío glacial de las noches, a los tétricos amaneceres invernales o a los implacables calores del medio-día de verano, mirando invariablemente hacia el Este, día tras día, para cumplir el rito de una enfermiza memoria.

Pero no es de ese muñeco de quien quiero hablarte, sino de la verdadera razón de su presencia, que supe porque lo relató muchas veces mi tía. Le gustaba siempre hablar de eso, parecía que la desgracia ajena la liberara un poco de la propia.  (Fragmento)

Jacqueline Sellan Bodin





Presentación de la novela "Martita", en Octubre del 2021, en la Casa de Cultura Francisco Bernal, en Zitácuaro.




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