La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.

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viernes, 26 de septiembre de 2025

 

La manada de renos se recorta contra el atardecer rosa pálido de este cielo invernal. Un invierno que casi me parece un verano, en comparación con los de mi tierra; un atardecer similar al color de la fachada de la casa.

Alzando sus enrevesadas cornamentas, tratan de subir al firmamento llevando consigo el trineo cargado de paquetes coloridos, primorosamente envueltos, aunque el Santa Klaus, demasiado rotundo, parece impedir que emprendan el vuelo.

De colores vistosos, iluminados con pequeñas luces LED, me choca su modernidad de plástico.

Contrasta con el frontis del edificio de la presidencia, todo en rosas y grises claros, con sus antiquísimas piedras de cantera y su balcón de fierro forjado. 


El reflejo cóncavo, novela. 

Jacqueline Sellan Bodin


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