La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.

La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.
La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.

viernes, 26 de septiembre de 2025

"Por ahí se adentran, ella y Julián, confundiéndose con esa multitud que se encamina hacia “el jardín chiquito”, o “el jardín de las flores” como les ha dado en llamarlo, aunque no hay muchas flores y sí, es bastante más pequeño que la plaza.

Desde el kiosco central, parten, como los radios de un círculo, varios paseos con sus respectivos bancos.  Hoy, estos paseos están abarrotados con puestos de vendedores de adornos navideños: estrellas y esferas multicolores, árboles de plástico de varios tamaños, luces, -  musicales y silenciosas -, renos de ratán tiesos y circunspectos, nochebuenas de plástico."


El reflejo cóncavo, novela.

Jacqueline Sellan Bodin



 

"La manada de renos se recorta contra el atardecer rosa pálido de este cielo invernal. Un invierno que casi le parece un verano, en comparación con los de su país natal; un atardecer similar al color de la fachada de la casa.

Alzando sus enrevesadas cornamentas, tratan de subir al firmamento llevando consigo el trineo cargado de paquetes coloridos, primorosamente envueltos, aunque el Santa Klaus, demasiado rotundo, parece impedir que emprendan el vuelo.

De colores vistosos, iluminados con pequeñas luces de LED, su modernidad de plástico contrasta por completo con el frontis del edificio de la presidencia, todo en tonos rosas y grises claros, con sus antiquísimas piedras de cantera y su balcón de fierro forjado."


El reflejo cóncavo, novela. 


"Por ahí se adentran, ella y Julián, confundiéndose con esa multitud que se encamina hacia “el jardín chiquito”, o “el jardín de las fl...