-
Oóh, mucho cússto – la voz de la Walquiria se parece bastante al gluglú de
un pavo.
Sale rasposa, gargantosa.
Incluso ella misma tiene un cierto parecido con uno de esos animalitos: la
cabeza pequeña que se bambolea al extremo del cuello largo y colorado, los
pómulos enrojecidos, los círculos alrededor de los ojos, (artificiales, claro
está, teñidos con sombra morada).
La Walquiria – ya nadie recuerda su nombre – se acerca a los cuadros para
observar milimétricamente las pinceladas, se aleja para ver el efecto final,
redondea los labios en unos incontenibles oh interiores.
El salón de otoño.
(novela)
Está en Amazon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario