La palabra escrita nos sitúa en la eternidad.

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domingo, 12 de enero de 2025

 

-         Oóh, mucho cússto – la voz de la Walquiria se parece bastante al gluglú de un pavo.

Sale  rasposa, gargantosa.

Incluso ella misma tiene un cierto parecido con uno de esos animalitos: la cabeza pequeña que se bambolea al extremo del cuello largo y colorado, los pómulos enrojecidos, los círculos alrededor de los ojos, (artificiales, claro está, teñidos con sombra morada).

La Walquiria – ya nadie recuerda su nombre – se acerca a los cuadros para observar milimétricamente las pinceladas, se aleja para ver el efecto final, redondea los labios en unos incontenibles oh interiores.


  El salón de otoño.

(novela)

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