"Durante el día, el
agua lo empapa y gotea por su rostro como un llanto que nada estanca. Cada
madrugada, esas manos misteriosas le quitan la ropa mojada, le ponen un
uniforme seco, recién planchado, y lo vuelven a dejar acodado al balcón, bajo
la lluvia.
Me oprime el
corazón ver ese muñeco, casi un niño, condenado al frío glacial de las noches,
a los tétricos amaneceres invernales o a los implacables calores del medio-día
de verano, mirando invariablemente hacia el Este, día tras día, para cumplir el
rito de una enfermiza memoria."(framento)
No hay comentarios:
Publicar un comentario