La rueda ardiente se detiene en el centro del cielo y
flagela la playa. El presuroso verano pasa como una exhalación y siempre vuelve
la lluvia con su eterna grisalla y su frío ancestral y enfermizo.
Y luego llega septiembre. Tal parece que mi vida
hubiera sido una sucesión de septiembres.
Desde los primeros días, cuando los brotes minúsculos
verdean a ras de los troncos, un extraño anhelo me levanta por las mañanas, una
expectación de mágicas esperanzas me acompaña. Huelo el aire y me parece
limpio, otro, y miro las alturas de luz y me parecen renovadas. Pero a medida
que el mes se va adentrando en sí mismo, una congoja deshace mis días y todo
vuelve a ser zozobra y tristeza.
Quizás siempre espero que regresen esos otros
septiembres, los antiguos, esos que veían pasar por sus cielos el éxodo del
frío, los que elevaban la infancia en alas de cometas, en los que brotaba la
adolescencia de pelo largo y pantalones parchados a la par que los renuevos de
las ramas, ese septiembre ahogado en sangre y adrenalina, en horror y
pesadilla, cuando despertamos en el infierno.
Ese edén perdido, era para mí, septiembre. (fragmento)
En Amazon. También escribiendo directamente a mi WhatsApp:
+56 949878925
No hay comentarios:
Publicar un comentario